El valor de una marca
Pepsi ha cedido su nombre de marca a un móvil que tendrá comercialización exclusiva en China. El smartphone, de nombre P1 podría llevar motivos de diseño como los del conocido logotipo de la compañía de bebidas norteamericana y presenta unas especificaciones tecnológicas más bien humildes:
– Pantalla Full HD 5,5”
– Procesador Mediatek 1,7 Ghz
– Sistema operativo Android 5.1
– 2 Gb de RAM
– 16 Gb Memoria intrna
– Cámara trasera 13 Megapíxeles
– Cámara frontal 5 Megapíxeles
El teléfono móvil de Pepsi no será fabricado por la empresa ni comercializado por ella, simplemente llevará su nombre. El precio final rondará los 185 euros y se sitúa por tanto en el sector de smartphons de gama media y media-baja.
¿Qué supone el apoyo de Pepsi con todo lo que su nombre aporta a un teléfono móvil de esta categoría? Según se ha publicado de forma oficial por responsables de la empresa es el primer movimiento en busca de una internacionalización de productos de todo tipo, moda incluida, que llevarán el nombre de Pepsi y con los que los fans de la marca podrán disfrutarla y apoyarla más allá de consumir el refresco que siempre ha tenido como producto estrella.
Sin embargo, aparte de suponer una interesante estrategia de merchandising asociado a una gran multinacional, también llama la atención el hecho de que una empresa de su categoría se apunte a la estrategia de valor de marca para un terminal tan poco competitivo, ya que no se espera del P1 que rivalice con Apple o Samsung por ejemplo.
El valor de una marca asocia todo lo positivo (y negativo cuando hay un problema de reputación o crisis de imagen) a aquél producto con el que se le vincula. En el caso de Pepsi será el de muchos productos si cumplen las previsiones anunciadas.
Pepsi tiene muchos seguidores y todos ellos verán completamente lógico tener a la marca en sus teléfonos móviles, su ropa y demás productos y accesorios que lleven consigo. Pero no sólo atraerá a este público objetivo. Como efecto vinculante, aquellos detractores de marcas de la competencia, pueden apoyar a Pepsi simplemente por dar fuerza a la empresa contra sus rivales, una estrategia denominada de afinidad.
Los beneficios, sin embargo, son a largo plazo. Pepsi podría lanzar por ejemplo una línea de ropa (o simplemente asociarse a ella si de verdad sólo cede su nombre) y posteriormente convertirla en una línea de su negocio principal. De momento, para algunos ciudadanos chinos cuando se les pregunte por qué móvil llevan, tendrán que responder “Un Pepsi último modelo”. Situación cuanto menos curiosa.
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