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bantierra banca de proximidad

 

Hoy queremos aprovechar las posibilidades que nos concede este blog en cuanto al análisis de aquellas empresas que realizan una actividad notable dentro de su sector, para profundizar en el papel que sigue desempeñando Bantierra como entidad financiera referente en el compromiso con el desarrollo rural y el arraigo al territorio y las personas que residen, trabajan y emprenden en su ámbito de actuación.

En un entorno como el actual, en que todavía seguimos inmersos en una profunda reestructuración de nuestro sistema financiero, se está percibiendo el establecimiento de una clara diferenciación entre dos claros modelos de negocio en cierto modo contrapuestos, entre aquellas entidades que conforman el sector de la banca comercial, que centralizan sus objetivos en la prestación de servicios dirigidos a la generación de un adecuado volumen de rentabilidad para sus clientes y accionistas, y aquellas otras entidades, entre las que se encuentra Bantierra, la Caja Rural de Aragón, que continúan manteniendo sus objetivos fundacionales basados en un modelo de banca social y de proximidad que ha sido característica del sistema financiero nacional durante décadas.

En este sentido, Bantierra, como el resto de entidades cooperativas de crédito, sigue apostando por ofrecer la proximidad y cercanía al cliente como uno de sus principales valores añadidos, mediante el mantenimiento de multitud de sucursales en núcleos poblacionales aislados o de menor tamaño, considerados, a priori, como poco atractivos por las entidades especializadas en la banca comercial.

Por ello, a través del análisis de esta entidad financiera aragonesa pretendemos ofrecer una visión general del comportamiento de las sociedades cooperativas de crédito, como garantes del desarrollo rural y el arraigo del capital al territorio en el que se ha generado.

El modelo Bantierra

 

El modelo de gestión y negocio de Bantierradesempeña un papel esencial en el ámbito social, como fuente principal de financiación de la economía productiva local, y en consecuencia, en la generación de empleos directos e indirectos en su ámbito de actuación.

A esta importante labor, desde un punto de vista estrictamente financiero, debemos unir las distintas acciones emprendidas dentro la decidida promoción del progreso y el desarrollo económico, social y cultural mediante las actividades que desarrolla a través de su obra social, la Fundación Caja Rural de Aragón – Bantierra.

Atendiendo a los últimos datos publicados por la Asociación Española de Cajas Rurales, Bantierra ocupa el quinto lugar por tamaño dentro del ranking de sociedades cooperativas de crédito existentes en nuestro país, con un Volumen de Activos durante el año 2014 cercano a los 5.650 millones de euros.

De este modo, Bantierra está poniendo de manifiesto que el compromiso con el territorio y el mantenimiento estricto de unos fines sociales y éticos son perfectamente compatibles con la generación de unos adecuados índices de rentabilidad y eficiencia económica y financiera, mediante la puesta en práctica de una gestión profesionalizada y atenta a las necesidades reales de las personas y las entidades que componen su entorno cercano.

En este punto, es preciso ofrecer una mención especial a la concepción del negocio financiero desde un punto de vista socialmente responsable, ya que Bantierra establece como elementos prioritarios de su gestión empresarial la oferta de un servicio personalizado y adaptado a las características propias de cada cliente, así como la reinversión o “devolución” de una parte sus beneficios económicos a la sociedad, a través de acciones de mecenazgo y patrocinio de actividades sociales, culturales, artísticas y deportivas gran interés para la comunidad de la que forma parte activa.
En resumen, Bantierra forma parte de ese selecto grupo de entidades concienciadas con que es posible, y a la vez rentable, seguir desarrollando un modelo de banca social y de proximidad, que esté atento a las necesidades reales de las familias y las pequeñas y medianas empresas como base fundamental para desarrollo y bienestar de los territorios en los que está presente, así como del mantenimiento y crecimiento competitivo de sectores de actividad considerados estratégicos para el ámbito rural, como son el sector agropecuario, el sector forestal o la industria alimentaria artesanal o local.

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