10 pautas de oro para dirigir un discurso motivacional a sus empleados
Una de las cualidades que debe tener todo líder que se precie es la de saber motivar a su equipo. Aspectos como el reconocimiento del esfuerzo, la comprensión ante un error cometido, el fomento del trabajo en equipo, un discurso en clave positiva… son importantes dentro de un discurso motivacional para conseguir los efectos deseados.
- No escatimar alabanzas jamás si son merecidas: un buen ejercicio es dirigirse a todos los trabajadores por nombre y apellidos y comentar el esfuerzo realizado. Evitar dirigirse a unos sí y a otros no, ya que esto puede desencadenar la rivalidad entre compañeros.
- Hablar con claridad y concreción: si vamos a dirigir un discurso que pretende ser motivacional a nuestros empleados, lo más conveniente es concentrarse en un único objetivo y destacar un solo punto esencial. Así conseguiremos que a todo el mundo le quede claro cuál es su labor.
- Utilizar ejemplos durante la exposición: utilizar ejemplos de la vida cotidiana o de la actividad laboral de la empresa atrae la atención y facilita la comprensión.
- Comienzo impactante: todo discurso motivacional debe tener un arranque poderoso que consiga captar la atención del auditorio.
- Controlar el tiempo: no quedarse por debajo de los tres minutos ni exceder los 30. Si es más largo puede acabar saturando al personal, y si es más corto puede que los objetivos no queden demasiado claros.
- Sentido del humor: es un recurso comunicativo básico. Puede utilizarse en el inicio del discurso, para captar la atención, o durante su desarrollo para mantenerla. El humor aporta complicidad y cercanía.
- Fomentar el trabajo en equipo: el enfoque colectivo, que da la idea de que todos somos necesarios para la consecución de un objetivo, transmite la idea de lo que la empresa necesita a sus empleados y que confía plenamente en ellos para conseguirlo.
- Utilizar preguntas retóricas: recurso muy útil para atraer la atención, una invitación para que los empleados se sientan parte de la empresa y de la situación que atraviesa.
- Utilizar un tono optimista: el directivo siempre debe imprimir un tono optimista a su discurso. Poner en valor los logros conseguidos y el esfuerzo realizado y no centrarse en aspectos negativos. Hay que expresar confianza de cara al futuro, mucho más recomendable para conseguir motivar que condenar esos fallos del pasado.
- Aclarar dudas: siempre hay que dejar un tiempo, una vez finalizado el discurso, para aclarar cuestiones que no hayan quedado claras, contestando a todas las preguntas que se planteen sin recurrir a evasivas