Microsoft vuelve a caer en Bolsa

Parece que últimamente cada vez que Microsoft realiza cualquier comparecencia en público, sus palabras suponen un descenso del valor de sus acciones. El último comunicado fue para informar de un despido de 7.800 empleados para una reestructuración empresarial, que obviamente no ha sido bien vista por los inversores, quienes han huido despavoridos provocando tras ellos una caída del 0,14% dejando el valor de las acciones en 44,24 dólares la unidad.

A pesar de todo, la noticia no ha sido una completa sorpresa. Todo sigue relacionado con el fracaso derivado de la compra de Nokia. Microsoft tiene que reestructurar su negocio de hardware de telefonía, que supondrá un coste de 7.600 millones de dólares. Por otro lado, la reestructuración y la pérdida de personal le supondrá otros 850 millones de dólares.

La compañía, como viene siendo ya habitual en sus comunicados, presenta una imagen de futuro desfavorable, al reconocer un descenso en las expectativas del sector de telefonía que, hasta el momento, se basaba en la confianza de la compra de Nokia que al final no ha supuesto el desarrollo de ningún terminal de gama alta, todos sus modelos se mueven en la tabla media del sector y están lejos de equipararse a los pesos pesados de Samsung y Apple. La compra de la compañía sueca supuso una inversión de otros 5.440 millones de dólares.

Esta noticia, sin embargo, puede ser como indica su consejero delegado, Satya Nadella, el principio de una reordenación de prioridades que encauce por fin a Microsoft por la senda correcta. El gigante tecnológico está trabajando en estos momentos en un sistema operativo que aúne y se adapte a todos los dispositivos tecnológicos que tiene puestos a la venta, similar a lo que realiza Apple con su sistema iOS en todos los dispositivos de la gama.

En todo caso, no es la única empresa tecnológica con problemas. Twitter y Apple también han demostrado insuficiencia en su rentabilidad durante el año 2015, con consecutivas bajadas en Bolsa que ponen en entredicho la inmutabilidad ascendente del valor de las acciones de este sector, más bien exponen su fragilidad a todos los niveles.

Lejos de convertirse en una burbuja tecnológica como sucedió a finales de siglo XX, el panorama actual es de desconfianza y precaución, en lugar de confianza ciega. Microsoft podría reestructurarse con acierto en menos de medio año y el resto de empresas del sector mantienen el mismo ritmo de desarrollo e investigación, lo que podría augurar un año 2016 alejado de los desastrosos lanzamientos de los últimos meses.