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El gasto en I+D subió en España en 2017, lejos de la media europea

I+D

Según datos del INE, por primera vez en 7 años aumentó la inversión que la economía española destina al I+D. No obstante solo crece una centésima en proporción al PIB y se encuentra muy por detrás de la media europea en este aspecto y todavía por debajo de la etapa precrisis.

En 2009 España destinaba un 1,40% del PIB al I+D. Con la llegada de la crisis, esta inversión se desplomó. Hacia 2010 se habían obtenido registros en torno a 14.588 millones de gasto en esta materia que se vieron reducidos hasta los 12.821 millones en el año 2014. A partir de 2015 se observó un ligero repunte, siempre creciendo por detrás de lo que lo hacía el PIB. Por lo tanto, aunque crecía este gasto disminuía el peso de la I+D dentro de la economía global española.

En 2017, el I+D representa se coloca en un 1,20% del PIB, aumentando una centésima frente al 1,19% de los registros de 2016. Muy lejos de los niveles previos a la crisis y muy por debajo de la media europea, que se sitúa en un 2,07%.

Expresada en cantidades la cifra de gasto en este concepto ha ascendido hasta los 14.052 millones de euros, lo que significa un 6% más que en el año anterior. El desglose queda como sigue: un 54,9% lo utilizaron las empresas para su inversión, un 27,1% la enseñanza superior y un 17,8% la administración pública. El 0,2% que falta para cuadrar los porcentajes fue utilizado por las instituciones privadas sin ánimo de lucro.

Según el informe del INE, el gasto privado aumentó un 8,2% y el gasto público un 3,3%.

Junto a Finlandia y Portugal, España es el único país de la Unión Europea que todavía no ha recuperado los niveles previos a la crisis. Mientras que España registra un 5,8% de caída respecto a aquellas cifras, la media de la Unión Europea se ha sobrepuesto ya a aquel estado en un 22%.

Entre las principales razones de las bajas cifras españolas destacan un alto número de empresas pequeñas, el predominio de sectores poco cualificados, unos bancos que no se arriesgan con determinados proyectos y una universidad escasamente conectada con la actividad empresarial.

Aunque el gobierno ha planteado  un ambicioso objetivo de inversión del 2% para 2020, parece muy difícil que puedan alcanzarse esas cotas en tan corto espacio de tiempo.

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