Las empresas españolas, pendientes de las elecciones en EEUU
La economía española vive en estos días pendiente de los resultados de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos, que enfrentan a la candidata demócrata Hillary Clinton y al aspirante republicano Donald Trump.
Las subidas de los aranceles o las restricciones de las importaciones en Estados Unidos son algunas de las cuestiones que más preocupan a las empresas españolas.
Estados Unidos es el principal mercado para España, su gran socio comercial después de la Unión Europea. En 2015 supuso el sexto destino de nuestras exportaciones y es el quinto proveedor de España. A estos datos hay que añadir que Estados Unidos es uno de los grandes inversores en España, de hecho en 2014 fue su principal inversor.
Las grandes empresas españolas obtienen al año cerca de 40.000 millones de euros al año procedentes de Estados Unidos, una cifra que representa el 15% de su negocio. Sobre todo nos referimos a empresas de los sectores de la construcción, energía y bancos.
Las propuestas de Trump han puesto en alerta roja a muchas empresas españolas. Sus planteamientos proteccionistas y defensores del “Made in America” podrían acabar, en caso de llegar a la Casa Blanca, con una apertura comercial que ha beneficiado a las empresas españolas que trabajan en Estados Unidos. Esta es una de las principales preocupaciones que les asaltan ahora mismo a los principales ejecutivos de Iberdrola, Gamesa, en el sector de las energías renovables y también a los de OHL y ACS en el sector de la construcción. Las medidas proteccionistas serían terribles para ellas.
Otras compañías españolas con gran implantación en Estados Unidos son Viscofan, Deoleo, Ebro Foods, Talgo, CAF, NH, Meliá, Gestamp, Mecalux, Ficosa, Fagor, Tubacex, Mango y Freixenet, entre otras.
Desde la USEC (USSpain Executives Community, una asociación que representa a altos ejecutivos españoles en Estados Unidos), se asegura que la opinión mayoritaria de sus asociados está a favor de la continuidad en las políticas de gobierno de Estados Unidos. Por ello, se inclinan más hacia la candidatura demócrata de Clinton. La llegada de Trump supondría la abolición de tratados como el NAFTA, y pone en peligro otros que todavía están en el aire, como el TTIP, medidas que no favorecen a las empresas extranjeras que se encuentran instaladas en Estados Unidos.
Otros sectores españoles, como el del automóvil, viven una relación difícil con el mercado estadounidense que, en principio, no parece que la victoria de ninguno de los dos candidatos vaya a mejorar. El problema reside en unas especificaciones técnicas muy diferentes a las españolas, lo que dificulta la exportación de componentes a Estados Unidos.
Otro sector complicado es el de los productos alimenticios, otra de las grandes apuestas españolas en el mercado estadounidense, ya que siguen existiendo muchas trabas para hacer llegar el jamón ibérico, una de las estrellas de la gastronomía española, hasta aquellos comercios. Las autoridades norteamericanas exigen certificaciones muy estrictas. Un caso parecido lo encontramos con las aceitunas españolas y un control de aduanas que asfixia su exportación. No parece que esto vaya a solucionarse gane quien gane, pero de hacerlo Donald Trump todo indica que la situación se complicaría todavía más.
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